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Tishá B'Av |
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Días |
Cal. Gregoriano |
Cal. Hebreo |
1 |
Martes, 27 de Julio de 2004 |
9 de Av de 5764 |
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Tishá Beav (el noveno día del mes de Av), es una fecha de duelo, de ayuno y de oración. Ese día tuvieron lugar dos hechos aciagos: la destrucción del Primer Templo de Jerusalem (Bet Hamikdash Harishón), a manos de los babilonios, en el año 586 antes de la Era Común; y por extraña coincidencia, también la ruina del Segundo Templo (Bet Hamikdash Hashení), perpetrada por los romanos en el año 70 de la Era Común. PRIMER TEMPLO. Salomón, el Rey Sabio (siglos XI-X a.E.C.), inauguró un período de paz y pudo construir el magnífico Santuario en su capital, Jerusalem. A su muerte tuvo lugar la división del país en dos reinos: el de Israel y el de Iehudá. El Reino de Israel fue conquistado por los asirios en el año 722 antes de la Era Común. Por su parte, el Reino de Iehudá, con su capital Jerusalem, existió hasta el siglo VI antes de dicha Era. Sometido al yugo de Babilonia, intentó liberarse del mismo, pero el rey Nabucodonosor puso sitio a la ciudad en el año 587. El día 9 de Av, en el 586 a.E.C, entraron en Jerusalem e incendiaron su magnífico Templo. Una vez dueños del país, enviaron a la mayoría de sus habitantes al destierro en Babilonia (Galut Bavel). SEGUNDO TEMPLO. En el año 538 a.E.C, Ciro (Kóresh), rey de Persia, conquista Babilonia. El monarca victorioso permitió a los judíos regresar a su patria y reconstruir el Templo. Retornaron bajo la dirección del príncipe Zerubavel ben Shealtiel, nieto del Rey de Iehudá, Iehoiajín; y de Iehoshúa ben Iehotzadak, nieto del último Gran Sacerdote de Jerusalem. La alegría del regreso se refleja en el famoso Cántico (Salmo CXXVI): "Cuando Dios hizo retornar a los cautivos a Sión, estábamos como en sueños". (Beshuv Adonái et shivat Tzión, haínu kejolmim). El Templo de Jerusalem quedó terminado en el año 516 a.E.C. El dominio del país pasó luego a manos de los griegos, y más tarde de los romanos. Descontentos los judíos por los abusos de estos últimos, una parte del pueblo se preparó para la rebelión. Pronto estallaron las hostilidades (año 66 de la E.C): El jefe enemigo, encargado de reprimir a los insurrectos, era el general Vespasiano, a quien acompañaba su hijo Tito. La lucha culminó con el asedio a Jerusalem, siendo Tito el comandante romano. El día 17 del mes de Támuz, los romanos lograron atravesar la muralla. Por último, el día 9 de Av del año 70, la ciudad cayó y el Templo fue puesto en llamas. Sólo quedaron restos del Muro Occidental (Hakótel Hamaaraví) que rodeaba el atrio del Santuario. Una frase talmúdica afirma que "la Presencia Divina (Shejiná) no se apartó jamás del Muro". Éste es llamado también "Kotel Hadmaot" (el Muro de las Lágrimas, o de los Lamentos), ya que siempre acogió el llanto y los ruegos de quienes acudían a él. UNA FECHA INFAUSTA. Consta en la tradición judía que otros hechos infortunados sucedieron en Tishá Beav: en esa fecha se decretó que la generación del desierto, salida de la esclavitud en Egipto, no entraría en la Tierra Prometida; y el mismo día, en el año 135, cayó la fortaleza de Betar, fracasando así el heroico levantamiento de Bar Kojva contra los romanos. La expulsión de los judíos de España, (1492) también aconteció en esa fecha. Pero el duelo se centra fundamentalmente, en la destrucción de Jerusalem y de su Santuario, ya que marcó el término de una vida independiente del Pueblo Judío en su tierra. Muchos combatientes cayeron en las batallas, otros fueron hechos prisioneros. Y así comenzó el duro exilio, la dispersión del Pueblo Judío por todo el orbe. Sin embargo, gracias al recuerdo siempre vigente de un pasado feliz, los sentimientos de pesar en Tishá Beav daban paso a las ansias de redención. Y así nuestros sabios pudieron afirmar que "el mismo día en que el Templo de Jerusalem era destruido, nacía el Mesías". LAMENTACIONES ("Kinot"). En la víspera de Tishá Beav, los judíos observantes son convocados a las Casas de Oración. Y a la vacilante luz de las velas, recitan lamentaciones (kinot), leen composiciones litúrgicas de duelo (piutéi evel), y especialmente el texto bíblico atribuido al Profeta Jeremías: "Meguilat Eija". Se llama meguilá (rollo) porque se guarda en las sinagogas escrito en un rollo de pergamino. Y Eija es la primera palabra de ese texto, en la dolorosa frase inicial: "Eija iashvá badad haír rabati am" (!Cómo se sienta en soledad la ciudad populosa!). La ciudad de Jerusalem, de cuya primera destrucción el profeta fue testigo, y a la que llora amargamente: " ¿A quién te compararé y asemejaré, hija de Jerusalem? ¿A quién te igualaría yo para consolarte, virgen hija de Sión? ¡Tu quebranto es grande como el mar! ¿Quién podrá curarte?" (II,13). (¿Má aidej, má adamé-laj, habat Ierushaláim? ¿Má ashvé-laj vaanajamej, betula bat-Tzión? ¡Ki gadol kaiam shivrej! ¿Mí irpá-laj?). En Tishá Beav se leen también otras lamentaciones (kinot), originadas en distintos episodios históricos tales como las terribles matanzas llevadas a cabo por los Cruzados, a su paso por las comunidades judías de Alemania y Francia (siglos XI-XII). Vale la pena recordar que el trágico atentado a la AMIA (Kehilá de Bs As) tuvo lugar el 18 de julio de 1994, (10 de Av en el calendario hebreo). |
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