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EL PREMIO ANUAL DE LA BNEI BRITH DE FRANCIA |
Simone Veil y Pilar Rahola reciben la Menorá de Oro |
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Pilar Rahola (izq.) y Simone Veil (der.) |
Por cuarto año consecutivo se entregó el Cannes el preciado galardón que destaca el accionar de aquellos que abogan por por los valores humanos, éticos y/o religiosos.
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Pilar Rahola se mostró orgullosa de recibir el premio anual que entrega a Bnei Brith francesa. La afamada periodista y ex alcaldesa de Barcelona recibió del Príncipe de Mónaco la escultura realizada por el artista Sosno en el l Hôtel Noga Croisette junto a Simona Veil, Michèle Laroque, Jean-François Deniau, Morad EL-HATTAB, David Kayat y Yehouda Lancry.
La distinción tiene lugar desde el año 2003. Hasta el momento han sido acreedores el Premio Nóbel de física Claude Cohen-Tannoudji, el director de orquesta Misha Katz, y Rainero III de Mónaco, ente otros.
A continuación el discurso que Pilar Rahola presentó al recibir la distinción:
“Autoridades, amigos, buenas noches.
“Harás un candelabro de oro puro, labrado a martillo... su pie, su tronco, sus copas y sus flores procederán de sí mismo... y seis brazos saldrán de sus lados.” Con estas palabras bíblicas, la Torá nos anuncia la creación de la primera Menorá de la historia. Más de cinco mil años después, el simbolismo espiritual y cívico que la inspiró, nos acompaña en este acto solemne. Que la B´nai Briht, una de las organizaciones judías más antiguas del mundo, responsable de la creación de hospitales, escuelas y todo tipo de actos solidarios, nos entregue hoy el símbolo más antiguo de la identidad judía, cierra un bello círculo armónico y justo. La Menorá, que nos muestra el camino para ser mejores personas, en manos de una organización que mejora el mundo. Recibir este premio es un honor hondo, emotivo, sin duda excesivo. Lo tomo como una seria responsabilidad.
Somos ciudadanos de un mundo difícil y contradictorio, donde muchos vientos de intolerancia soplan para apagar las velas de la vida. En este mundo de odios y prejuicios, sometido a ideologías bárbaras que usan el nombre de Dios para arrastrarlo entre la muerte, los intelectuales, los políticos, los periodistas tenemos una obligación moral con la vida, con la justicia y con la libertad. En mi caso, luchar por el derecho de Israel a la existencia en paz, luchar contra el antisemitismo, contra la cultura del odio, luchar contra la ideología integrista que sacude los cimientos de la modernidad, es luchar para que mis hijos, mis nietos, mi mundo camine en la luz de la Menorá y no en las tinieblas de la destrucción. No podemos caer en el relativismo moral, no podemos mirar hacia otro lado, no podemos minimizar el terrorismo o mostrar indiferencia, sin ser cómplices de su maldad. Recuerden que el silencio de los buenos es peor que la maldad de los malos. Los retos de la libertad exigen compromisos morales y este premio, personalmente, me recuerda el mío con mi generación, con mi tiempo, el tiempo que me toca vivir. Somos herederos de aquellos que lucharon contra el nazismo y todas formas del totalitarismo, y tenemos la obligación de asumir esta herencia con dignidad. Gracias por recordarme la luz de la Menorá, gracias por iluminarme el camino.
Shalom”.
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